Miguel Ríos combate el «mono de escenario» en el Liceu

El cantante granadino trae al Gran Teatre su ‘Symphonic Ríos’, concierto en el que repasa su carrera con la cincuentena de músicos de la orquesta de Universal Music.

Ahora, cuando Miguel Ríos canta ‘Los viejos rockeros nunca mueren’, añade con ironía: “siempre vuelven” y “mienten mucho”. Sí, el granadino dijo adiós a las giras en el 2010, pero el lujo de ofrecer un concierto sinfónico en la Alhambra le despertó el apetito y siguiendo ese hilo llega este lunes, por primera vez, al Liceu (Festival del Mil·lenni), con los 56 músicos de la orquesta de Universal Music. “La gente tiene todo el derecho a pensar que mi palabra es poco consistente”, se disculpa amablemente. “Pero cantar es algo muy físico, que te deja un mono muy grande, y esto me permite devolverle a la sociedad lo mucho que me ha dado”.

Pero, aunque Miguel Ríos vive intensamente cada concierto, se ha privado de caer de nuevo “en la rueda de la industria” y en las hojas de ruta asesinas. “Actúo cada dos o tres semanas, y eso para mí es un regalo. Me encuentro muy bien y la garganta la tengo enorme”, señala. Pudimos comprobarlo el pasado junio en Pedralbes. Aquello fue, ciertamente, sinfónico, pero también muy rockero. “Lo que pretendíamos era no desnaturalizar las canciones”, asiente. “El mérito es de los arreglistas, como Joan Albert Amargós, Kitflus, César Guerrero o el argentino Alejandro Terán”.

La pista de Metallica

Un disco arreglado por Terán, ’11 episodios sinfónicos’ (2001), de Gustavo Cerati, el desaparecido cantante del grupo argentino Soda Stereo, marcó “el camino” de esta aventura. Otro referente fue ‘S&M’ (1999), de Metallica. “La manera en que dialogaban los cellos con el bajo o cómo apoyaban los ‘riffs’ de guitarra con los graves de la orquesta”. Esa línea más heavy se hace notar “en canciones como ‘Antinuclear’ o ‘Un caballo llamado muerte’”.

Pero, ¿supone saldar algún viejo complejo cultural esa alianza con músicos académicos? Ríos menciona un libro, ‘El ruido eterno’, en el que su autor, el estadounidense Alex Ross, “siguiendo la evolución de la música en el siglo XX, concluye que no se puede hablar de dos tipos de música y que toda ella es en realidad popular”. Aunque reconoce que cuando, hace casi dos décadas, giró por primera vez con la Orquesta Ciudad de Granada para cantar con Ana Belén a Kurt Weill, sí que tenía “una disposición casi reverencial con los músicos”.

 

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