Miguel Ríos se pone sinfónico

Juan Puchades entrevista a Miguel Ríos por el lanzamiento del disco más DVD “Symphonic Ríos”, en el que relee algunas de sus grandes canciones con una orquesta sinfónica. Un disco que tendrá su continuación en una gira. Porque Miguel Ríos no está tan retirado como aparenta.

Se supone que Miguel Ríos anda retirado desde 2010, pero cada tanto algo lo devuelve a la actividad: un libro de memorias, la gira del vigésimo aniversario de “El gusto es nuestro” o, ahora, el lanzamiento del disco (y DVD) “Symphonic Ríos” (Universal). Es decir, lejos de ejercer de jubilado a tiempo completo, busca formas de seguir en activo. Tanto que estas últimas semanas, coincidiendo con el lanzamiento del disco, lo hemos visto echando una mano, junto a sus amigos Víctor Manuel y Ana Belén, a los jubilados en sus reivindicaciones por unas pensiones dignas: “No están los días como para tirar cohetes, esto es un rollo horroroso, estamos viviendo una especie de absurdo vital”, comenta tras los saludos de rigor. Pese a ello, Miguel Ríos (Granada, 7 de junio de 1944), como se verá en esta entrevista, mantiene el mismo saludable sentido del humor de siempre.

Una entrevista que gira principalmente alrededor de “Symphonic Ríos”, grabación en directo realizada en julio de 2017, en el Palacio de Carlos V de Granada, dentro del festival de música y danza de la ciudad. Un directo de esos que le gustan a Miguel Ríos, distinto, como lo fueron la gira “Big Band Ríos” y la realizada con Ana Belén cantando a Kurt Weill. “Symphonic Ríos” enlaza precisamente con esta última al tratarse de una grabación con una orquesta clásica, la misma que entonces: la Orquesta Ciudad de Granada dirigida por Josep Pons. Pero en esta ocasión el reto era poner en pie algunas de sus viejas canciones con arreglos sinfónicos (realizados expresamente para esa noche por Josep Mas “Kitflus”, Gustavo Gregorio, Alejandro Terán, Joan Albert Amargós y César Guerrero) más la adición de un grupo de rock, al que ha llamado Los Black Betty Boys, conformado por José Nortes (en la guitarra y la producción), Daniel Griffin (batería), Javier Saiz (bajo) y Luis Prado (teclados). Todo un lujo de espectáculo que, finalmente, se transformará en una gira (de diez o doce fechas) con arranque el 21 de junio en Barcelona.

Pero si no abandona su buen humor, al ponerse sinfónico tampoco deja de lado su espíritu rockero, el que ha alentado su carrera, y que ahora, reconoce, con la vida doméstica y familiar, permanece un poco amagado: “Esto es muy poco rockero [risas]. Al final, tío, depuramos la rockeidad y va por dentro, pero en plan vital cada día tienes más obligaciones lejos de la militancia”. Porque, recordemos, su carrera artística fue una lucha, en años complicados, por militar en el rock.

En 2010 anunciaste tu retirada…

Sí, para que veas. Es la única cosa en que soy rockero todavía, en que no mantengo mi palabra. No mantener la palabra es lo más rockero que hay [risas].

Entonces parecías muy convencido de esa retirada, aunque todos dudábamos que mantuvieras tu palabra, todos menos tú. En realidad, te retiraste un tiempo, sobre todo mientras estuviste escribiendo el libro de memorias (“Cosas que siempre quise contarte”, Planeta, 2013), pero no has parado de hacer cosas.

Pero lo de las giras ya nunca volverá a ser lo mismo. Esta misma que estamos pensando ahora son diez o doce bolos, y en unas circunstancias a las que era casi muy muy difícil decir que no. Ir con una orquesta grande es un lujo que no te puedes permitir. Lo hice una vez, con Kurt Weill [espectáculo de 1999, junto a Ana Belén], pero no con mis temas. Y claro, he probado esa miel y no quiero dejarla pasar, porque es una sensación brutal cantar sobre algo tan rico tímbricamente, es una gozada. Y la gira de “El gusto es nuestro” [2016-2017, junto a Serrat, Víctor Manuel y Ana Belén] fue una cosa esporádica. Los dos proyectos han venido un poco rodados, pero no porque estuviera buscándolos, sino porque surgieron. Esto de ahora fue porque me invitaron a cantar en el festival de música y danza de Granada, que no lo había hecho nunca y, bueno, es una muesca más en la biografía. Y lo del “Gusto es nuestro” fue volver con tres amigos. Las dos cosas han venido servidas. Pero no me voy a poner otra vez en el mercado, ya he quitado el puesto [risas].

Sigue leyendo la entrevista de Juan Puchades para Efe Eme

 

 

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