Symphonic Rios

Miguel Ríos conquista Madrid

Con este concierto que según el propio músico anticipa su retiro de los escenarios, ha demostrado su calidad y su talento con sus 74 años de edad.

Con una carrera que se sigue alargando, sus amigos le dicen entre risas a Miguel Ríos que «te retiras más que Antoñete» y todos escépticos, como el público asistente al casi epílogo de su gira sinfónica, dudan de que este haya sido un retorno tan fugaz y excepcional como asegura el presuntamente jubilado padre del rock en español.

«¡Buenas noches, Madrid, qué bien me suena tu nombre!», ha gritado con el cuentarrevoluciones en pleno acelerón, acompañado de su banda, Los Black Betty Boys, y al ritmo del imprescindible «Bienvenidos», con el que ha saludado ya a dos generaciones de hijos del rock and roll.

A partir de ahí han comenzado dos horas largas de la penúltima «estación de placer y rock and roll» de este periplo que es en sus propias palabras, ‘una oportunidad de escuchar un puñado de canciones que han sido BSO de algunas vidas, acompañadas por una magnífica orquesta, defendiendo el mestizaje sin perder su identidad y tocando hasta que el cuerpo aguante».

La tocada

Así ha sido ante 6.000 personas que han seguido su espectáculo con la taquilla prácticamente agotada, un aforo un tanto exiguo sin embargo para un espacio enorme que hoy pedía sudor. Ha sido con puntualidad, a partir de las 21 horas, tras dejar que el otro protagonista de la noche, la orquesta, pusiera la velada a punto de ebullición durante los primeros 15 minutos con versiones puramente instrumentales de sus éxitos, para irrumpir entonces sobre las tablas con «Memorias de la carretera».

Pionero también de los grandes «shows» en vivo en España, ha actuado en el WiZink Center, recinto bien conocido y menos dado al oropel que el Palacio de Carlos V de la Alhambra, en el que regrabó junto a la Orquesta Sinfónica de Granada los grandes éxitos que alimentan este tour, o que el Teatro Real, al que acudió en verano.

«Todo a pulmón» y recuperado de la laringitis aguda que le obligó a suspender su concierto en Sevilla («una sabinada», ha bromeado), ha exhibido una voz envidiable a sus 74 años, planeando por encima de las maderas, metales y bombos de la Orquesta Universal Music dirigida por Carlos Checa, pero también de las guitarras eléctricas que engalanan este «Symphonic Ríos».

 

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